Ni el tiempo sobra ni la carne espera.
(Jon Juaristi)
Ahora:
que la cama se te hace inmensa y sin orillas
que padeces la manía de gato taciturno,
que los deseos se te agolpan en el cenicero
a una velocidad de vértigo y navegas
por la periferia de los sueños en una inmensidad
de curvas perfiladas y colores emboscados.
Analiza el tiempo que has perdido divagando
acerca de los astros.
De querer someter la imprimación rutinaria y ocupar
los espacios en blanco que quedaron pendientes.
De consumir la brasa que prende por tus venas
y visitar garitos
donde el calor se alquila a precio razonable
o a deshoras.
De proclamar a gritos y aspavientos:
la maraña de soledad que nos abruma
la maldita ansiedad que se nos pega entre los dedos.
Recuerda que la vida viene a ser:
la sinrazón absurda de las cosas que ocupan la memoria.
¡ Atrévete a recomponer los estantes vacíos de tu alma !
Tómate un carajillo, tres copas de autoestima
y cien miligramos de impaciencia,
que la noche traiciona
y la madrugada
sabrá esperar a la vuelta de la esquina.
martes, 14 de octubre de 2008
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