sábado, 3 de diciembre de 2011

MIKEL BARCELÓ (obra escultórica)


El Homo Sapiens tenía un olfato prodigioso
y a pesar de su falta de mollera
sentido del humor no le faltaba.
En cuestiones de sexo no había preliminares
y en asuntos de estética se la traía floja.
Si la nariz se le ponía tiesa
es que la presa estaba muy cercana.

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