jueves, 1 de marzo de 2012
EMBOSCADA
Compulsivamente
rechazaba elementos de disuasión.
Administraba temores
en diáfanos atardeceres.
El tiempo para el era un arma de dos filos.
En la complicidad de la noche
su obsesión le conducía
a descubrir la locura
de su propio devenir.
Estratégicamente colocado
aguardaba el resultado.
Su corazón iba hilvanando
presagios de deseo y de tormenta.
Cumplida la derrota
el regreso se hacía mas incierto.
Desde su castillo de juguete
acumulaba estrategias,
afilando sus armas y poemas
en otra batalla perdida como todas.
Txiki Medina
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